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China ya no es país de adopciones internacionales

Dolores Rodríguez

El gigante asiático fue durante muchos años uno de los destinos favoritos para los padres y madres adoptantes españoles. Más de 16.000 menores, en su mayoría niñas, han encontrado familia en España desde 1997. Pero en la última década la realidad ha cambiado drásticamente.

El desarrollo económico de China, la mejora del nivel de vida de la población y los cambios socioculturales han dado un vuelco a la situación y ya no se puede considerar una opción muy viable. China tiene menos niños abandonados, ha endurecido su legislación y prioriza la adopción nacional.

Actualmente la única vía real posible es la conocida como “pasaje verde”, la adopción de niños con “necesidades especiales”, es decir, que tienen algún tipo de patología más o menos grave. Desde 2014 China solo admite este tipo de nuevas solicitudes de adopción internacional; en el camino se han quedado muchos expedientes que habían empezado la tramitación y, con ellos, las esperanzas de numerosas familias.

Gráifco: Aitziber Ibaibarriaga

La adopción de niños con problemas debe valorarse con mucho respeto ya que no todo el mundo está preparado para afrontarla. El Centro Chino de Bienestar y Adopciones Infantiles informa de una lista de supuestos más frecuentes que incluyen desde malformaciones congénitas, falta de algún miembro o labio leporino, a enfermedades crónicas como hepatitis o cardiopatías. Son los padres adoptantes los que deben decidir el tipo de patología que están dispuestos a asumir y a través de los Organismos Acreditados para la Adopción (OAA) en España que llevan su expediente, se les presentan las opciones. Pero siempre existen dudas de que los informes médicos sean realistas o que algunas enfermedades leves puedan ocultar problemas más graves.

La dificultad del proceso se refleja en las estadísticas. En 2018 el número de adopciones provenientes de China fue de solo 86 menores, según las últimas cifras publicadas por el Ministerio de Sanidad. Vietnam, con 96 adopciones, superaba al gigante asiático.

Es una radiografía muy diferente de la realidad del 2005, cuando en España se produjo el pico de las adopciones procedentes de China. Entonces llegaron 2.753 menores.
Desde que decidieron adoptar, Pablo y María, una pareja de Barcelona, tardaron menos de dos años en tener con ellas a su hija, que ahora ya ha cumplido 17 años. Empezaron el proceso en 2003, en abril del 2004 presentaron el expediente y en septiembre ya viajaron a recoger a su hija de diez meses.

Años más tarde, Javier y Paqui invirtieron unos tres años y medio en adoptar a su hija. Fue en julio de 2009 y tuvieron suerte ya que fueron de los últimos en no encontrar dificultades. Les sorprendió la transparencia y la organización de las autoridades chinas. Su proceso se prolongó debido a que las fronteras se cerraron a causa de la epidemia de gripe aviar. El viaje se retrasó, pero finalmente recogieron a su hija con 16 meses. En la aventura los acompañó su hija biológica de siete años.

El trabajo les ha trasladado de nuevo a China, donde viven desde 2013. Eligieron este destino, como profesores de una escuela internacional, porque valoraron que sería bueno para la niña tener contacto con su país de origen. Y en 2017, fueron todos juntos a visitar el orfanato donde había estado Mei Li, en Guangchang, en la provincia de Jiangxi.Paqui recuerda unas instalaciones en buen estado, pero sobre todo la sorpresa de que solo había tres niños, con problemas físicos. El resto eran ancianos que necesitaban cuidados. Destaca que las personas mayores habían sustituido a los niños abandonados y para ella esa situación refleja la transformación del país.

China se ha transformado

La adopción internacional en China empezó a cambiar después de los Juegos Olímpicos de 2008. Las asignaciones de menor se paralizaron y los procesos se alargaron. La administración china fue endureciendo la legislación. Actualmente solo pueden adoptar las parejas heterosexuales o mujeres solteras. Y se exige toda una serie de requisitos, como nivel de estudios superior a secundaria, edad entre 30 y 55 años y unos ingresos mínimos. Incluso hay una lista de enfermedades, que incluyen la obesidad, que impiden la adopción.

En su momento muchas familias optaron por pasar a la opción de “pasaje verde” para agilizar los trámites, pero por el camino hay expedientes que llevan más de diez años esperando la asignación de menores. El paso del tiempo ha provocado la renuncia de algunas familias o que el proceso ya sea inviable porque los adoptantes han sobrepasado la edad.

Hoy, China es la segunda economía del mundo. Las pruebas prenatales hacen que nazcan muchos menos niños con discapacidades y el aumento del nivel de vida ha permitido que muchas familias sean capaces de cuidar de hijos con problemas y que éstos no sean abandonados.

También se ha transformado la sociedad. El país, con una fuerte cultura patriarcal, renunciaba a sus hijas en favor del varón sobre todo en los años más duros de la política del hijo único. Pero China ha evolucionado. La política del hijo único ha sido abolida, la población envejece y ahora la preocupación del gobierno es incentivar la natalidad.

En 2018 en China se adoptaron 16.267 niños, pero de ellos solo 1.685 viajaron a otros países.

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