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Ellen, Juan Agustín y Maite, protagonistas de la película documental

Ainara Arregi

Si las paredes del mítico Café Iruña de Bilbao hablasen, seguramente, hoy tendrían mucho que decir. No sólo por ser testigo de largas tertulias de los bilbaínos, y visitantes que han optado por reponer fuerzas sentados en uno de sus sofás, sino, porque se trata de uno de los Cafés más antiguos de la villa. Precisamente, el paso de los años, es la razón por la que nosotros también hemos decidido reunirnos en el Café Iruña con Ellen Dullau, Juan Agustín González y Maite Martin, y tomarnos un café mientras charlamos.

Ellos son tres de los once protagonistas de la película documental “¿A dónde vamos?” dirigida por Marian Gerrikabeitia. ¿Qué pasa cuando llegamos a la vejez? , ¿qué es ser persona mayor?, ¿seré feliz?, ¿tendré sexo?... La película documental trata de responder esas preguntas y muchas más.


Nosotros hemos charlado con Ellen, Juan Agustín y Maite para que nos cuenten que tal se han desenvuelto como protagonistas de la película.

¿Os consideráis personas mayores?

Juan Agustín: Mayores si, viejos no. Una cosa es considerarse y otra la cruda realidad. A partir de una edad si se considera mayor a alguien, incluso cuando eres más joven. El mayor es  el que tiene más edad, no el hecho de que sea.

Ellen: Vieja no, mayor tampoco. Sí para la sociedad, pero por dentro no.

¿Es lo mismo ser mayor que llegar a la vejez?

Juan Agustín: Llegar a la vejez es una consecuencia de ir creciendo. Si no llegas a la vejez es complicado.

Ellen: Eres viejo cuando empiezas a pensar que eres viejo. Hay gente que es así desde muy joven. Por ejemplo, mi madre cuando tenía 80 años y le operaron, en la clínica tenía al lado una señora de la misma edad, y mi madre decía que la señora de al lado era mayor. Entonces le decíamos, si tú eres igual de mayor que ella, y ella nos decía que no, que aquella señora era de las moño. Ella no se consideraba tan mayor como la señora de moño, y estaba ya vieja en el sentido de la RAE.

Algunos habláis en el documental que la vejez es una etapa que se produce a raíz de un cambio social.

Juan Agustín: Normalmente todo lo que produce un cambio, por lo menos, siempre es inquietante, porque no sabemos hacia dónde vamos. Cuando cambiamos el estatus, puede ser bueno, malo o peor, pero ese cambio si es inquietante, produce una pequeña inquietud, porque no sabes hacia donde iremos.

Ellen: A mí para nada. De hecho yo he tenido un contrato relevo y entonces iba a hacer sustituciones a un centro, y cuando llegaba al centro parecía que nunca me hubiera ido de ese centro, e iba 2 días al mes. Cuando llegaba a casa me parecía que nunca he trabajo. Yo creo, que el problema existe cuando has trabajado y has tenido un estatus alto, has vivido para el trabajo, sin tener tiempo para la familia o el ocio. Entonces que te paren esa vida, ese estatus, puede llegar incluso a generar depresión.

Juan Agustín: Eso me ha pasado a mí. Dirigía un grupo, estaba en contacto con muchas personas, he ascendido hasta un nivel que creo que para mí era suficiente, y realmente, pasar de estar con gente porque querías, me producía inquietud.  A mí me ha encantado llegar a este punto, es fenomenal,  es que antes no podía hacer ni la mitad de cosas de las que hago ahora.

¿Por falta de tiempo?

Juan Agustín: Por eso, y por no darle valor. Entonces le daba valor al trabajo, a ganar, a llevar, a traer, a cosas propiamente del trabajo, pero la verdad que si a alguien le sirve mi experiencia de algo, le digo que lo aproveche, le digo que inicialmente es una maravilla. Luego ya vendrán otras historias, pero para mí ha sido un alivio. Yo conozco a gente que ha estado deseando jubilarse y luego se han llevado una gran decepción. Lo mismo que para mí ha sido fenomenal, también he visto lo contrario.  

Además, para la persona que no trabajaba y se encargaba de las tareas del hogar, es muy duro que de repente se encuentra al conyugue metido en casa todo el día. Ahí hay competencia. Los movimientos tienen que ser consensuados y ahí hay crisis.

Ellen: A mí no me ha pasado, porque he sido una de muchas en el establecimiento. Sí que me he dado cuenta,  a mí me ha gustado mucho mi trabajo,  nunca he ido al trabajo a regañadientes, ni en septiembre cuando terminaban las vacaciones, al contrario. Pero 2 años antes de la jubilación, me dije: Ellen hasta aquí hemos llegado.  Ese fue el momento, en el que dije: ¡hasta aquí!. No podría haber seguido 5 años más; los alumnos cambian, las generaciones cambian, directores distintos. Llegas a una especie de tope.

Yo conozco a gente que ha estado con depresión, porque no sabían qué hacer con el tiempo. Siempre habían amueblado el tiempo con el trabajo, y nunca habían tenido algún hobby para en la jubilación seguir con ello. Cuando prescindes de todo eso, y te encuentras cuando llegas  a la jubilación en casa con la mujer, que también hay muchas veces hay crisis, porque ella no está acostumbrada a tenerte allí, y menos con el periódico.

Ellen dice en el documental que la vejez llega cuando dejas de hacer cosas por miedo. ¿Qué cosas pueden ser esas?

Ellen: Por ejemplo, dejar de conducir, dejar de viajar sola. Si siempre has viajado de Bilbao a Madrid e viceversa sola, y de repente empiezas a decir que es que no quieres viajar sola, tantos kilómetros, etc… Para mí ese es un indicio de que has llegado a la vejez. Es tener miedo a lo que has hecho siempre, y te das razones para dejarlas de hacer. Lo que no hay que hacer es ponerse límites, hay que seguir pensando que se pueden seguir haciendo las mismas cosas. Yo lucho contra eso.

Juan Agustín: La actividad, sea laboral o sea de ocio, no hay que perderla. En el momento que dejas de hacer cosas, volver a retomarlas cuesta mucho. Si una personas dejar de hablar, el día que quiera volver a hablar le va a costar un montón. Hay que reactivarse cada día. Tenemos que tener relación con la gente para  contrastar opiniones. Intercambiar opiniones enriquece.

De todos los temas que se han tratado en el documental, ¿cuál os ha parecido el más delicado?

Ellen: El sexo, porque es tabú en nuestra sociedad. Nosotros como no hemos recibido el ejemplo de cómo hay que abordar ese tema, nosotros tampoco hemos sabido cómo tratarlo con nuestros hijos. En Francia era menos tabú que aquí.

Juan Agustín: El sexo.

Maite Martin: Ha sido siempre tabú y no nos enterábamos de nada, o sea que íbamos al matrimonio sin saber nada. Si tenías la oportunidad de comprar algún libro prohibido de los que se editaba en Francia, entonces te enterabas por donde iban las cosas.  Por lo que, para mí hablar de sexo ha sido muy difícil.

Yo recuerdo que compré un libro que se titulaba “Sexo para niños” para poder explicar a mis hijos y cuando les dije que yo no sé mucho de esto, se empezaron a reír, porque ellos ya habían empezado a hablar sobre el tema en la escuela.

¿Y si Marian os hubiera propuesto hacer el desnudo?

Ellen: yo no.

Maite: Ahora no me importaría, porque he ido conquistando la propia confianza en mí misma, y en mi propio cuerpo, y tengo el cuerpo que tengo; lo quiero, lo cuido, lo protejo, lo mimo. Si se trata con la sensibilidad, como se ha tratado en el documental, por mi parte no habría problema. Hace 4 no lo hubiera hecho. Ahora tengo 70 años, y he crecido y sigo creciendo.

Juan Agustín: Nunca se deja de crecer, y mentalmente aún más, vas creciendo cada vez más. Cuando ya no quieres crecer, es cuando verdaderamente se pierde el interés por todo.

¿Qué imagen creéis que tiene la sociedad de las personas mayores?

Ellen: Todo depende de la persona mayor, si es mayor joven o mayor vieja, y todo depende del joven que te mire, porque hay jóvenes que son amigos, y luego hay otros, que se dirigen a ti llamándote vieja.

Yo creo que en la sociedad actual se está perdiendo la jerarquía familiar. Cuanto más al sur vas, más se nota la jerarquía familiar. El estatus de madre, como respeto a la madre, creo que cada día va desapareciendo más. Por eso creo, que los padres como referentes de la unidad familiar va desapareciendo y eso se refleja en la sociedad.

Nosotros somos un poco la empresa de trabajo negro de la familia, es decir, resolvemos problemas que debería resolver la sociedad. Hay algunos abuelos que están en nómina familiar. También es verdad que muchos hijos cuentan mucho con los padres.  

Este sistema no está preparado para tener tantos mayores.

Maite Martin. Yo creo que nos agrupamos según nuestros intereses, no por la edad. Yo creo de todas formas, hay mayor discriminación por la gente que tiene dificultades en general, por ejemplo, por sordera, ceguera, gente con discapacidad, que por la gente mayor. Yo nunca he oído que a la gente joven hay que tratarla con dignidad, sin embargo, si he oído que a los mayores hay que tratarlos con dignidad. Eso significa que algo está pasando, sobre todo en el tema de la residencias, porque es ahí donde dicen trato cercano y digno a la persona. Como derecho humano, la dignidad se da por hecho que ya existe.  Cuando se habla de los derechos de las personas mayores, lo primero que se menciona es la dignidad, el trato de la dignidad, el respeto de la dignidad del anciano, no hay que infantilizarlo. Yo creo que ahí se rompe el trato digno que nos ha estado dando la sociedad, hasta que  nos hemos manejado autónomamente. Cuando pierdes la autonomía, aparecen la intolerancia y falta de respeto.

Por otra parte, creo que hay que mencionar que con el tema de la conciliación, por parte del Gobierno, se nos está echando a las personas mayores un trabajo que no nos compete, y que no nos dejan ni un minuto libre con el cuidado de los niños. ¿Dónde están las leyes de conciliación de la vida familiar y laboral? Lo estamos haciendo otra vez las personas mayores.

Yo tuvo a mi madre con Alzheimer y mi padre con demencia senil, y me he gastado con mis padres, tanto o más de lo que me gaste con mis hijos. La sociedad entonces no tenía recursos para atender y yo me lo gaste de mi bolsillo, pero ahora ya hay recursos. Y ahora ¿qué? A las mujeres que cuidan de sus padres ¿qué les dan cuando tienen dependencia? 400 euros. ¿Qué cobra la Diputación por un anciano en una residencia? 2.400 euros. Este sistema nos está haciendo un flaco favor.

Juan Agustín: Variopinta, hay de todo. Y es normal, porque nosotros también somos diferentes, y meternos a todos en el mismo estereotipo no está bien. La sociedad, en general, si hablamos del tema laboral, la sociedad dice que somos los improductivos. Generalizar y cargar a la sociedad todos estos temas es muy complejo. Y ¿quién es la sociedad?

¿Cómo afectará la longevidad a las empresas, economía, la sociedad, en general?

Juan Agustín: Puf, es hablar de ciencia ficción.

Ellen: Eso nos lo tendrían que contestar los que han organizado el dinero hasta ahora. Hay mucha gente que se jubila pero quiere seguir en la actividad, creo que no se le aprovecha suficientemente en las empresas, porque la experiencia es muy importante, y hay gente que podría formar, de manera benévola, a otras gentes.

Maite:  No sé lo que harán pero lo que debería ser es tener en cuenta quien está resolviendo de alguna manera las situaciones de dependencia de las personas mayores, y qué se está haciendo para ayudar en esa situación; para mejorar los cuidados, para que cada persona pueda tener libertad para escoger la situación que a ella más le guste. Yo creo que todavía hay muchas lagunas en todo el tema del bienestar de las personas mayores, empezando por las de más edad, y bajando hasta las que estamos mejor, pero que ahí tenía que haber unos trabajos y unas propuestas técnicas  que no está hechas. Por ejemplo, tenemos una ley de residencias de 1998, y ha cambiado mucho la sociedad en estos 17 años, y sin embargo, no se está dirigentemente actualizando las normativas que van a proteger a ésta sociedad longeva.

Habría que crear un nuevo plan global de actuación con la nueva longevidad que estamos teniendo ahora, en el que entraría desde fomentar la actividad de los jubilados, mejorar las ofertas o recursos profesionales para mayores. Se ha trabajado poco éste tema, hay poca graduación. Que una persona mayor se tenga que ir por narices a una residencia porque no hay modelos o recursos intermedios para posibilitarle una vida más adecuada. Gracias a la inmigración estamos sobreviviendo con nuestros padres en casa.

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