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Cándida: "Yo no he pasado miedo, porque con miedo no se puede vivir"

Jon Intxaurraga

Cándida tiene 65 años y vive en Galdakao con su marido, Jose Luis, de 68. En 2018 le detectaron un cáncer de pulmón y cuando parecía curado, allá por septiembre desde 2019, otros dos en la cabeza. Perdió parte del habla y no asocia bien el objeto con la palabra. A raíz del tratamiento contra la enfermedad, se le diagnosticó un cuadro de esquizofrenia. Desde entonces, Cándida cuida de su marido y, aunque ha pasado meses encamado, ahora está mejor y consiguen salir a la calle y pasan ratos juntos con sus nietos; "todo un triunfo" según sus palabras.

¿Cómo llevó el confinamiento Jose Luis?

Como no se movía de la cama, pues nada. Estaba muy medicado, siempre muy dormido, y no se enteraba ni si alguien venía. Nosotros salíamos al balcón como teníamos que salir y nada más.

¿Y usted?

Yo lo pasé asomada en el balcón y el culo sentado en el sofá: televisión, televisión y televisión. Poco más… Ahora estoy muy bien. Me viene una chica tres veces a la semana y otra que me ha puesto el ayuntamiento un día. Cada vez que tienen un ingreso nos ponen para derivarlo a una residencia, San Juan de Dios o Santa Marina, pero de momento está en casa.

¿Cómo se organizaban?

En el confinamiento, yo en casa hacía lo que tenía que hacer y ahora, cuando la chica viene, aprovecho para salir, hacer recados y nada más. He empezado a andar y ayer me apunté a bailes. Yo antes iba y ahora volveré un día a la semana, de momento, para probar.

¿Durante el confinamiento recibían ayuda de alguien?

La chica llevará mes y pico. Durante el confinamiento más duro no venía nadie.

¿Y la familia?

Venían igual los chavales y tengo una amiga que viene todos los días a las 11:00 h a ver qué necesito. Mis hermanos también y me dicen que salga, tome un café o aproveche para hacer algún recado. Pero a ratitos, porque en casa también hay varias personas con el tema nuestro.

Ha cambiado mucho la vida en los últimos meses

Éramos de salir muchísimo, de viajar muchísimo, pero ahora, tú me contarás… Con esto no se contaba y estamos al día a día, a cómo está hoy. Si tiene un día torcido hay que aguantar y, sino, bien, porque salimos todas las tardes.

¿Le ha afectado?

Yo he estado muy rabiosa, mucho, porque no entendía… Yo le chillaba mucho y no me entendía por más que le hablara… Le quería obligar a salir y nada, no entendía a razones. Su cabeza va por un lado y él va por el otro. Ahora dice las cosas a su manera y, por ejemplo, ayer nos contó que cuando tiene médicos se pone muy nervioso. Tiene tembleques, por eso de momento no pueden quitarle las pastillas dictadas por el psiquiatra, igual que las de dolor. Estamos esperando para poder quitarle alguna.

¿Y a su marido?

Pues no lo sé, porque seguimos llevando mascarilla, y aunque nos hemos vacunado seguimos llevando mascarilla. Nosotros se la ponemos y hay veces que se la baja, pues se la vuelves a subir y no protesta.

¿Cuándo les vacunaron?

A él el domingo. Nos llamó una chica por orden de los oncólogos, porque cumple 68 ahora y sería porque el lunes teníamos cita con los médicos. Dentro de tres semanas tiene que ir a ponerse la segunda y yo en julio.

Tanto él como usted forman parte del colectivo de riesgo, ¿han pasado miedo?

Yo no he pasado miedo, porque con miedo no se puede vivir. Hemos tenido todas las medidas que nos han obligado y cuando venía la doctora de cabecera a verlo, como teníamos nuestras mascarillas y ellas también, pues nada. Luego, si le hemos llevado alguna vez a la consulta para intentar sacarlo de casa, no me mandaba ni que cogiera cita ni nada, y si conseguía llevarlo; pues con la mascarilla y nada más. Le hacían unas pruebas PCR y daba negativo, a mí no me han hecho ninguna.

¿Cómo ven el futuro?

Yo quiero que nos dejen salir, porque ya que él ha empezado a salir a la calle. En Laredo tenemos un apartamento al que queremos ir. Además, a la orilla de la playa tenemos un paseo llano para ir con la silla de ruedas. Queremos cambiar un poco de aires, nada más. Y que él vaya cogiendo fuerza, porque si estuviera como cuando acabó el tratamiento y se rompió las lumbares… Todo iba para atrás. Ahora parece que estamos empezando a remontar otra vez. 

Tendrá ganas de estar con sus nietos

Los nietos pequeños vienen la mayoría de las tardes. Él ahora pasa ratos con nosotros, cosa que hasta ahora no ha hecho, lo que es un triunfo también.

LA REMONTADA DE JOSÉ LUÍS

Durante el confinamiento, Jose Luis no salía de la cama. Estaba fuertemente medicado y pasaba el día dormido. Aunque todo empezó antes. En 2018 le fue detectado un cáncer de pulmón y en septiembre 2019 le dijeron que lo había superado. Sin embargo, ese mismo mes tuvo un dolor de cabeza bastante fuerte. Perdió parte del habla y no se le entendía bien. Tras consultar a la médico de cabecera, derivaron a Jose Luis al hospital, dónde las pruebas mostraron que tenía dos tumores en la cabeza: en el lado izquierdo uno del tamaño de una pelota de tenis y en el derecho otro más pequeño. En Cruces le dieron radiocirugía durante cinco días seguidos, hasta con sesiones dobles. Luego empezó el tratamiento. Iba más o menos bien hasta que tuvo algún cuadro y le diagnosticaron esquizofrenia. Puede ser bastante nervioso, agresivo y violento y está tratado por psiquiatras. Además, tiene un aparato especial para la espalda porque se rompió las lumbares. Tampoco se le entiende al hablar. No sabe cómo llamar a las cosas a raíz de una lesión crónica en la cabeza. El tratamiento sólo paró lo que tenía y si le saliera algún tumor más, no podrían volver a tratarlo.

A pesar de ello, llevan un mes que no se creen a Jose Luis. Ha ganado kilos, come bien y sale todas las tardes, cuando hasta hace poco sólo estaba en la cama. Llevaba desde Navidad de 2019 sin salir. Estaban cerca de Noja en una casa rural en la que suele juntarse la familia y fueron a dar un paseo en silla de ruedas. Jose Luis volvió con dolor en los riñones y no volvió a salir, ni al porche. Cuando andaba lo hacía encorvado, con la cabeza en las rodillas. Ahora va hasta el médico o está con sus familiares; está remontando otra vez.

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